El pasado 19 de marzo el mundo recibió la trágica noticia de la muerte de Sudán, el último rinoceronte blanco macho, lo que deja sólo dos hembras de esta especie en existencia, Najin y Fatu, hija y nieta de este.

De acuerdo con los cuidadores de la reserva Ol Pejeta, la salud de Sudán, de 45 años se había visto enormemente deteriorada días antes de su muerte, lo que le estaba ocasionando mucho dolor y la incapacidad de levantarse, por lo que sus cuidadores decidieron dormirlo. Alteraciones degenerativas en sus músculos y huesos fueron la causa de su agonía.

El estado de salud y la edad de Sudán le impedían aparearse, por esta razón, la reserva Ol Pejeta inició una campaña en la red social Tinder, donde se pretendía recaudar los 9 millones de dólares necesarios para iniciar las investigaciones relacionadas con inseminación artificial para salvar a la especie. Su perfil de Tinder tenía la siguiente descripción: "Soy único. Soy el último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer un aprovechado, pero el destino de mi especie depende literalmente de mí. Actúo bien bajo presión. Me gusta el pasto y relajarme en el lodo. Sin problemas. Mido 1,82 metros y peso 2.267 kilos, por si esto importa".


El material genético de Sudán fue salvado, por lo que la única esperanza para rescatar la especie de la extinción definitiva es el éxito en la fecundación artificial de las dos hembras restantes: Najin y Fatu.

La caza furtiva y la destrucción de hábitats son las principales causas de las extinciones tanto en animales como en plantas. Resulta imposible de asimilar, como en pleno Siglo XXI las nuevas tecnologías, la educación y la conciencia ciudadana se hayan prácticamente ausentes en lo que respecta a la conservación de especies.